Tanto tiempo esperé, tanto tiempo busqué, pero jamás apareciste, nunca vi tus ojos cafés, nunca vi tus labios de miel, te busqué más de una y mil veces, pero desfallecía a veces, callaba en las noches y tu voz nunca escuché, soñaba despierta y en mi mente nunca apareciste, hice todo y no hice nada, pero jamás te encontraba, hasta que llegaste sin avisar, después de tanto esperar, después de tanto anhelarte…
Llegaste tú y me inundaste de paz, alegraste mi vida, y conquistaste mi corazón, que búsqueda tan absurda todo el tiempo allí y nunca te vi, gracias te doy por llegar a mi ser, por llegar a mí, a mi vida, y a mi corazón, por conquistar mis días, por trazar mi vida, gracias sólo a ti, porque tu llegada a mi vida fue la mejor de las sorpresas, gracias por llegar sin previo aviso. Te amó mi bebé...
jueves, 16 de julio de 2009
ORACION
Vivamos cada día como si fuera el único que tenemos para ofrecer a Dios, procurando hacer las cosas bien, rectificando cuando las hemos hecho mal. Y un día será el último y también se lo habremos ofrecido a Dios nuestro Padre. Entonces, si hemos procurado vivir ofreciendo continuamente a Dios nuestra vida, oiremos a Jesús que nos dice como al buen ladrón: "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso".
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